La inteligencia artificial no piensa (Miguel Benasayag) / La singularidad de lo vivo
/ Pensar y habitar el conflicto
Estamos viendo un cambio fundamental que nos está modificando profundamente; la delegación de funciones al smartphone hace que el cerebro se atrofie.
Se ha comprobado que el mismo texto leído en una pantalla o en un papel, se recuerda mejor en el papel, porque toma otras vías neuronales; la información va al cerebro, mientras que la comprensión la realiza el cuerpo.
Lo que le falta a la máquina es esa integración que permite el momento de encontrar el sentido y de tomar una decisión.
La cuestión es que la máquina te sirva para tu proyecto de existencia. ¿Funcionamos o existimos? Esa sería la pregunta.
Además, desde un punto de vista neurofisiológico la adicción al smartphone es exactamente la misma que a la heroína. Y para salir de ella tenemos que crear prácticas más deseables que estar pegados al smartphone.
La causa de la fatiga y de la depresión actual es la hipersolicitud permanente del smartphone. No hay momento de relajación.
Sin embargo tenemos que darnos cuenta que el smartphone no es un útil que yo utilizo; el samartphone cambia el mundo, como lo cambió el reloj. Es un útil, sí, pero la función comunicadora del smartphone es un diez por ciento de la función antropológica y fisiológica que tiene.